¿Tu pareja habla de la conveniencia de hacer una seguro de vida para cada uno y tú te echas para atrás pensando que aún eres muy joven para firmar esta póliza? Lo cierto es que aunque no quieras pensar en ello, las desgracias ocurren cuando menos te lo piensas y estar protegido y proteger a los tuyos no significa que vayas a fallecer antes. De hecho, cualquier momento es adecuado para firmar una póliza de vida y, cuanto más joven, mayores ventajas y a un precio muy, muy reducido. Porque contratar un seguro de vida no es un mal augurio, ni de lejos.
Una póliza de vida también protege al asegurado
Contratar este seguro es solo una garantía de que nuestros planes de vida van a cumplirse, con independencia de lo que se conoce como mala suerte. De hecho, todos vamos a fallecer, tengamos o no una póliza de este tipo y firmarla no implica ni mucho menos un mal augurio ni una trama de cine en la que un miembro de la pareja decide asesinar al otro para cobrar su seguro.
Del mismo modo que está claro que las muertes no sobrevienen por hacerse un seguro de vida, existe un 99,99 % de posibilidades de que cuando nuestra pareja nos pide que nos hagamos un seguro, no quiere deshacerse de nosotros, sino que simplemente es más sensato que nosotros.
Cada uno decide qué seguro el más adecuado para su momento actual y puede variarlo a medida que cambia su vida para ajustarlo a sus necesidades
Un seguro de vida es un contrato por el cual una entidad aseguradora se compromete a pagar al beneficiario una prestación estipulada en el caso de que el titular fallezca. Así, como está claro que la vida humana no puede valorarse con dinero, es el titular de la póliza el que establece la cantidad que piensa que necesitarán sus beneficiarios para estar protegidos económicamente en el caso de que le ocurra algo. Es decir, esa cantidad que les permitirá hacer frente a los gastos habituales, pagar los préstamos pendientes o poder seguir estudiando, por ejemplo.
Además, aunque la garantía por fallecimiento es la principal y la que está incluida en todas las pólizas de vida, se puede modificar para añadir otras importantes como por ejemplo la prestación o anticipo de capital en caso de invalidez, enfermedad grave o accidente, acorde a la situación vital que se atraviese en cada momento y que va cambiando con los años. En estos casos, la aseguradora anticipa el capital contratado al titular.
A la garantía por fallecimiento se suelen añadir coberturas que protegen al mismo titular de la póliza y a su familia en caso de que sufra invalidez, enfermedad grave o accidente
¿Te has planteado si podrías continuar con tu ritmo de vida en caso de no poder seguir desempeñando tu trabajo habitual? ¿Te has parado a pensar quién te cuidará si te ocurre alguna desgracia y no tienes pareja ni hijos a tu lado? ¿Podrá afrontar nuestra familia si dejamos de percibir nuestra nómina?
Y es que contar con un seguro de vida no es solo un acto de responsabilidad y amor hacia quienes nos rodean, sino también hacia nosotros mismos. Nuestros herederos no tienen por qué soportar los gastos que hayamos asumido, y nosotros haríamos bien en proteger nuestro propio sustento en caso de incapacidad o invalidez. Hay muchas razones por las que necesitas un seguro de vida.
Cuándo contratar un seguro de vida
La Ley 50/1980, de Contrato de Seguro, establece que para contratar un seguro de vida hay que ser mayor de edad. En cuanto a la edad máxima, cada aseguradora puede marcar la edad que estime, aunque es bastante similar: entre los 64 y los 70 años.
Pero es sin duda, con el primer trabajo, cuando solemos comenzar a construir nuestro patrimonio y, en muchas ocasiones, también nuestra familia. Esa es una razón de peso para contratar un seguro de vida a partir de ese momento. Pero hay más.
Cuanto más joven, más barato resulta contratarlo, simplemente porque las compañías contemplan las pocas posibilidades que existen de que uno muera o enferme
Pero las desgracias ocurren a cualquier edad. Por eso, ¿qué nos impide estar protegido ante cualquier adversidad por una prima muy pequeña?
Hay que tener en cuenta que a medida que vamos cumpliendo años, la póliza de vida se va encareciendo, a la par que las posibilidades de que podamos llegar a cobrarla. Por eso, casi todos los seguros tienen una edad límite para contratación y permanencia. Es decir, a partir de cierta edad las aseguradoras no te van a cubrir.
Y a la hora de elegir una compañía u otra, también hay que revisar si caducan ciertas coberturas, ya que algunas pólizas se extinguen cuando el titular cumple entre 70 y 80 años, según la compañía.
En cualquier caso, e independientemente de la edad que tenga el titular de la póliza, siguen siendo rentables y tienen precios más que interesantes
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Además, no todos necesitamos el mismo seguro. Dependiendo de la edad, las circunstancias familiares, los compromisos de deuda, la situación laboral y personal…, es mejor asegurar un capital u otro, con unas u otras coberturas. Si tienes dudas, puedes pedir asesoramiento a un experto corredor de seguros de elmejorsegurodevida.com, para que te indiquen sin compromiso alguno qué producto se adapta mejor a tus necesidades y presupuesto.
Y si aún le das vueltas al tema de si contratar un seguro de vida no es un mal augurio, piensa que tenerlo no solo permite legar tranquilidad económica a las personas que quieres en caso de que fallezcas, también te proporciona recursos en caso de invalidez, accidente o enfermedad. Porque lo que sí puede dar mala suerte a ti y a los que te rodean es no disponer de esta póliza. Porque cualquiera puede y debe tener un seguro de vida, con independencia de la edad y de su situación civil, tenga o no descendencia.